lunes, 3 de junio de 2013

LA IMPORTANCIA DE UN PADRE


Ese mes de noviembre de 1985 fue muy frío y los otrora “vientos de octubre” se habían extendido hasta este mes en la ciudad de Santa Ana. El segundo viernes de ese mes me levanté muy temprano y me preparé para salir hacia San Salvador. Noté que mi papá se había levantado. Él siempre se levantaba del cuarto de donde dormía con mi mama y se iba al que había sido el cuarto principal de ellos hasta hace unos años. Se iba ahí ya que acostumbraba ir al baño y luego se quedaba descansando un rato más (5 años después lo encontraríamos en ese mismo cuarto, en el piso después del derrame cerebral que sufrió) Cuando iba ya a salir me despedí de él y me dijo “Espérate”. Mi papá se acercó a mí con su toalla de baño en la nuca y me dijo “Si cometes una tontería…Me matas, Me matas”

La primera imagen que tengo de mi papá es cuando yo aproximadamente tenía unos 3 o 4 años y todavía dormía en el dormitorio con mis padres. Me acuerdo saltando hacia la cama de mi papá en la noche gritando “¡Aquí viene Superman!” y lo recuerdo ya en pijamas con una cara tal vez de cansancio porque yo todavía quería seguir jugando y él estaba cansado del día de trabajo.

Tal vez el recuerdo más memorable que tengo ya lo expuse en un blog anterior cuando él me dio¢0.20 por haber sacado buenas notas (todavía creo que se equivocaron de libreta de notas)

Siempre recuerdo a mi papá como una persona muy seria, era tan seria que a mí me daba temor pedirle unos ¢3.00 para ir al cine (unos $0.36 de hoy) Mi mamá se molestaba conmigo y me decía que yo mismo fuera y se lo pidiera. Iba con temor y sin casi verle a los ojos le preguntaba si me podía dar dinero por favor…Él nunca me dijo que no y a la verdad él nunca fue un ogro que me llamara la atención exageradamente. En el colegio, me acuerdo que participe en un concurso de oratoria y mi sorpresa fue ver a mi papá asistiendo…no gane el concurso pero él me dijo que había estado “bien”

Hubo varias veces que íbamos al mar juntos. Algunas veces íbamos solo él y yo. Hubo un tiempo en que mis papás tenían diferencias muy profundas y que a mí me tocaba estar en medio viendo las desavenencias pasar. Pero hubo una vez que fuimos al mar y en el camino el me empezó a contar parte de su historia antes de casarse y al final termino diciendo que él había tenido mucha suerte de haber encontrado a mi mama. Mi papá fue un hombre bueno, pero no demostrarlo fue una oportunidad perdida.

Mi papá murió cuando yo tenía 22 años, pero aun a esa edad y viéndolo en retrospectiva, el me hizo mucha falta. Necesité de su presencia para no desviarme. Mi mamá tenía autoridad pero no era lo mismo. Estoy seguro que si él hubiera vivido un poco más yo no hubiera cometido el sinfín de errores y malas decisiones que cometí después que el murió. Y no es que cometiera los errores por rebeldía porque él no estaba…simplemente me falto alguien que me guiara y sobre todo no estando cerca de Dios en ese tiempo, mucho menos que iba a poder obtener las mejores decisiones.

En noviembre de 1985 una amiga me pidió que la acompañara a San Salvador para arreglar unos papeles en la Embajada de Costa Rica. Como acababa de aprender a conducir le ofrecí llevarla en el carro de mi papá. En la noche le dije a mi papá que me dijo que estaba bien que me lo llevara. Al día siguiente mi papá me dijo que iba a meter al taller el carro y que no me podía prestar ningún vehículo. Se lo comenté a la chera y entonces me pidió que la acompañara en bus. Les comente a mis padres que iba a ir en bus.

Así al día siguiente¿En que estábamos? Ahhh si…“Si cometes una tontería…Me matas, Me matas”…Nunca había visto a mi papá tan nervioso y tan desencajado. Yo le dije que no se preocupara…pero creo que ese día se le hizo muy largo a él. Ese día entendí que él quería que si me iba a unir a alguien, que lo hiciera de la manera más correcta…que no me casara por un error o por un embarazo no deseado. Creo que no fui el mejor para tratar de seguir su deseo…pero al final y gracias a la misericordia de Dios, lo logré al casarme de la manera que a él le hubiera gustado.

Hace cuatro años, en la iglesia, el pastor estaba predicando acerca de la necesidad que los hijos perdonaran a los papás. Y yo me puse a pensar que eso no aplicaba para mí, porque mi papá hacía mucho tiempo que había muerto y yo ya era un papá. Pero esa misma noche tuve un sueño interesante:

Yo me encontraba en un salón junto con mi esposa y mi hijo y de repente llegó mi papá, que andaba vestido de guayabera y su apariencia era como de alguien en sus 30 y tantos años. Yo, entonces, le presente a mi esposa y a mi hijo y mi papá con una sonrisa bien afable me dijo “Apruebo todo lo que has hecho”. Cuando me desperté me quebranté y me di cuenta que no necesitaba perdonar ni que él me perdonara…Lo que necesitaba era oír que él estaba tranquilo con la forma en que las cosas se habían hecho, que era lo que el mas quería. Y al decir todo, ahí van los errores, porque Dios es especialista en convertir nuestros errores en grandes victorias por amor de su Nombre.

No sabemos cómo es la vida que llevan los que se han salvado en Cristo, lo que sabemos es que ellos están en la presencia de Dios…pero puedo imaginarme que alguien le contó a mi papá lo yo había hecho y Dios en su misericordia permitió que yo supiera que mi papá estaba de acuerdo con eso.

No sé si es así…pero me voy a dar una licencia creativa para creerlo así…De todos modos si nos creímos que Darth Vader era el padre de Luke Skywalker…¡¡¡Qué más da!!!





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