martes, 14 de julio de 2009

DON ESPIRIDIÓN PICHINTE Y HERMENEGILDO DE LA BARCA


Don Espiridión Pichinte era un tipo inteligente. Como gerente financiero ganaba $9,500.00 mensuales. Aparte de eso, tenia un cheque extra de $500.00 para mantenimiento de su vehículo, aunque el único uso que le daba era de su casa al trabajo y viceversa...luego me entere que el dinero no le alcanzaba para sus gastos.
Don Espiridión Pichinte aplicaba muy bien lo que nos dice Eclesiastés, acerca de que no es bueno tener dos puños llenos con mucho trabajo. El trabajaba de 8 AM a 5 PM de lunes a jueves. El viernes era su “short day” y se iba a las 4 PM. Nunca se quedo después de esas horas, aun así era el poder detrás del trono. Eso si, el manejaba una administración de terror en la que todos obedecíamos y gustosos nos quedábamos después de las horas de trabajo con tal de poder mantener nuestros empleos. Don Espiridión Pichinte gritaba, no escuchaba razones y a menudo humillaba a los empleados…sus charlas desmotivacionales eran antológicas, indignas de seminarios de ventas y tema obligatorio entre las tertulias junto al dispensador de agua o la cafetera de la oficina
Hermenegildo De la Barca era dueño de su propia empresa. Era un hombre exitoso de negocios. Las ventas eran una obra de arte en sus manos. Hermenegildo De la Barca si amaba quedarse a trabajar más de lo debido. Humillar a sus subalternos hasta hacerlos llegar al punto de llorar era también una de sus “cualidades”. Algunas veces estaba equivocado, pero no importaba…la humillación era necesaria. Lo interesante era después de que la humillación rozaba lo ridículo, parecía que nada había pasado y quería demostrar que era el mejor amigo que uno podía tener…el era un buen jefe.
Cuando Don Espiridión Pichinte se despidió ya que se embarcaba hacia nuevas y mejores aventuras, mandó un correo agradeciendo a todos por su esfuerzo y al final escribió: “Si a alguno he ofendido, le pido que me disculpe”…Lo mismo hizo Hermenegildo De la Barca: “Si en algo he ofendido, disculpen”…parecía como si el pedir perdón era signo de debilidad cuando La Palabra de Dios nos enseña que en verdad, perdonar exalta. Ese “sin en algo he ofendido” es como decir: “yo no me equivoque, si no que tu te equivocaste al pensar que te ofendí…así que si tu te crees que te equivocaste, perdóname”
Pero, que tal si yo miento y peco ante Dios…Me acerco a El para ponerme a cuentas y le digo: “Señor, parece que mentí, si tu crees que mentí, perdóname”… ¿Me perdonara Dios? Un pecado es prácticamente una ofensa a Dios y si El sabe que lo he ofendido le gustara que seamos sinceros y directos.
Creo que muchos han pasado o están pasando por algo similar. Un amigo se sentía decepcionado por un jefe parecido a Don Espiridión Pichinte y Hermenegildo De la Barca y porque lo bueno que el hacía nunca era reconocido. Pero El Espíritu le recordó que cuando el trabaja, no trabaja para el hombre…trabaja para Dios, porque: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces…” (Santiago 1:17)…Y Dios si nos va a recompensar, porque El es justo.

1 comentario:

  1. Exacto!
    Si nosotros nos ponemos a trabajar, no para el jefe, sino como para Dios, nada nos va a afectar. Haremos bien nuestro trabajo y será el mismo Dios quien nos va a recompensar.

    Todavía recuerdo las palabras de un amigo. El me dijo una vez:
    Si te ofrecen trabajo en otra parte... vienes donde tu jefe y le dices que te ofrecen mayor sueldo en otro lado y que te vas...
    Si el te dice "Bueno que te vaya bien!" es porque no valoran tu trabajo o no eres importante para ellos.
    Pero si te dice "No te vayas, te voy a dar lo mismo que ellos te ofrecen" es porque si sabían lo que tu trabajo valía pero no lo valoraban...
    Mejor trabajemos para Dios. El si valora nuestro trabajo!.
    Rob

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