jueves, 13 de agosto de 2009

DON PEDRO, KIKE Y LA CAJERA


Don Pedro tenía aproximadamente unos 55 años y era el “hacelotodo” de la serviestación. Era un zorro astuto cuya habilidad para las ventas y la manipulación de personal eran su fuerte. Recuerdo una vez que me dio una orden específica que luego el mismo quebranto. Cuando sus superiores pidieron cuentas, con sangre fría me echo la culpa a mi enfrente de ellos, encarándome de porque no había seguido sus instrucciones cuando había sido el quien fallo. Cuando los jefes se fueron me dijo: “Mire mano, las cosas así funcionan, usted no se preocupe que conmigo lo tiene todo” Cuando cerraron la serviestación no movió ni un dedo por colocarme en otro departamento. El entró como aprendiz en la venta de repuestos donde por esa época era un chamaco inexperto que le gustaba hacer ejercicio con el codo. Cuenta que muchas veces llevaba su litro de jugo Foremost, botaba la mitad del jugo y la otra mitad la llenaba con licor…así lograba pasar la dura mañana en el trabajo. Con el tiempo se hizo Alcohólico Anónimo y dejo la bebida.

Kike era de los que se ufanaban haber tenido plazas fantasmas en el gobierno durante la época de Duarte. La ley del mínimo esfuerzo era su meta en la vida. Había sido promovido de bodeguero de llantas a Vendedor de oficina. El gruñir y quejarse de los clientes era lo normal. “Ahí viene ese cliente hijo de CENSURADO” vituperaba Kike para después mostrarle una sonrisa afable y calurosa. Kike tenía unos 25 años.

La cajera tenía aproximadamente unos 28 años, de ojos achinados, muy bien presentable con un particular y curioso cojeado permanente debido a una malformación de nacimiento en una de sus piernas. La cajera estaba enamorada de Enrique Iglesias y solo pasaba cantando sus canciones. Para con sus compañeros era un privilegio que nos dirigiera la palabra. Ella parecía ser el poder detrás del trono y por una buena razón.

Don Pedro, Kike y la cajera tenían sus respectivos espos@s y tenían algo mas en común: Sostenían un triangulo amoroso del cual trataban a toda costa de mantenerlo en secreto aunque todos en la serviestación sabíamos lo que estaba pasando. Quien estaba en desventaja era Don Pedro, porque era el único que desconocía que la situación era de tres cuando el pensaba que era solo la cajera y el.

Un mediodía, Kike y la cajera desaparecieron. Don Pedro empezó a sospechar y se fue de la oficina a buscarlos en los diferentes y folclóricos moteles de la ciudad. A eso de cómo las 2 de la tarde aparecieron en la camioneta de Kike quien nos dijo, sin que le pidiéramos explicaciones, que había encontrado a la cajera en la parada de buses de enfrente. Cuando Don Pedro llego, el silencio se apodero de la oficina. Yo estaba trabajando en la pista balanceando una llanta rin 13 y colocando una pesa de ½ libra en la parte interior de la llanta, cuando Don Pedro me llamo aparte. “Mire mano, ¿Que paso aquí?” a lo que le pedí que me especificara de qué estaba hablando para no “meter la pata”. Don Pedro me especifico que le hablara acerca de Kike y la cajera. Lo único que le confirme es que llegaron juntos y que Kike dijo que la había encontrado en la parada de buses. Eso fue suficiente para el. “Mire mano, a mi no me van a ve la cara de CENSURADO” me dijo y se los llevo a la sala de reuniones advirtiéndoles que si volvían a ocupar horas de trabajo para hacer cosas fuera de todo decoro y moral, los despediría…los amores pasionales son muy tormentosos.

Cuando esa reunión termino, me encontraba tranquilamente alineando el ángulo camber de una llanta, esta vez era de rin 14 de un Toyota Hi-Lux año 92, cuando Kike se me puso a la par con cara de pocos amigos, un chupetón en el cuello y con el cincho mal colocado reclamándome: “Mire, ¿Que CENSURADO le dijo a Don Pedro?”…¿Que mas podía decir? Solo lo que le había dicho. El problema fue que Don Pedro dedujo con pocas pistas y ellos cayeron con las mentiras que les dijo Don Pedro.

Era incomodo cuando el esposo de la cajera llegaba…ninguno de los tres se volteaba a ver. Lo que sorprendió fue cuando el esposo llego a buscarla un día, la cajera no se encontraba y tanto Don Pedro como Kike realmente no sabían donde se encontraba su querida amiga y los dos se volteaban a ver con complicidad.

Llego el día en que le informaron a Don Pedro que iban a despedir a la cajera por faltantes que le habían encontrado. Ese día, Don Pedro saco de la nada un viaje de ventas hacia Metapán. La cajera trato de encontrarlo, hablo a todos los clientes de Metapán, le mando mensajes al beeper….A Don Pedro se lo había comido la tierra blanca metapaneca. Cuando la cajera ya no estaba, a veces yo entraba a la oficina cantando la “Experiencia Religiosa” de Enrique Iglesias y tanto Don Pedro como Kike dejaban lo que estaban haciendo, me miraban, se volteaban a ver y después seguían con sus quehaceres cotidianos asumiendo demencia. No debí hacerlo, pero siempre caían.

Cinco años después de dejar ese trabajo me encontré con otro ex – compañero de trabajo. “¿Y Don Pedro?” le pregunte, tristemente me respondió que había muerto hace tres años de cáncer. A la cajera nunca la volví a ver. Kike sobrevivió en la serviestación siempre de vendedor de oficina.

En Proverbios, Dios nos dice que el vino y el adulterio nublan el entendimiento. He visto muchos casos como este y lo que debemos de aprender es que nunca, pero nunca hay un final feliz. Se puede burlar al espos@, pero Dios nunca será burlado. Claro Don Pedro no murió por eso, la cajera fue despedida por otras razones y Kike siguió sin esforzarse. Pero la sensación de sentirse perseguido o de sospechar que alguien me esta haciendo lo mismo que yo he hecho es suficiente para matar la paz que una vida sin problemas puede brindar.

NOTA: He comprobado que cristianos nacidos de nuevo que cometen este error, les va mucho peor…porque Dios corrige a sus hijos.