martes, 4 de octubre de 2011

“SI SE DISCULPA, NO LO EXPULSO”


Ya les he comentado anteriormente de mis famosos actos acrobáticos como portero de futbol sala…y últimamente dicen que soy como el vino…entre más viejo, mejor. Si lo sé, estoy pecando por mi falta de humildad…pero de vez en cuando me puedo dar una licencia. La foto de arriba prueba que las cualidades físicas no es lo que se aparenta…pero imagínenme como aparezco en la foto pero con 30 libras menos y 13 años menos.

En 1998 tenía un año de trabajar en Phillip Morris y me llamaron a formar parte de su equipo. Un día de esos arreglaron un reto contra un equipo del cual ni me acuerdo quienes eran para un sábado en la tarde. El partido fue bastante reñido y para el segundo tiempo íbamos empatados a un gol por bando. Nuestro equipo llego acompañado de una nutrida concurrencia que nos apoyaba incondicionalmente.

Por esos días mis salidas con Asdrúbal Alessandro eran bastantes seguidas y de una experiencia de la que aprendí cosas que espero mi hijo no llegue a vivir. Con Asdrúbal Alessandro vivimos muchas cosas, incluyendo el incidente con La Hormiga Atómica (historia que se encuentra en este blog) “Ahhhh…those were the good old days…”. Ya sea por su carácter o las dificultades que tuvo, él y otro amigo que tengo, Jacinto Inmaculado, desarrollaron un carácter bastante fuerte…esos de que si el mesero me vio mal, “Joven, por favor llámame al gerente” o de si alguien se adelanta en su carro al nuestro le gritas: “Saca la lengua semejante #%$%&^”

En una de esas, Jacinto Inmaculado y Asdrúbal Alessandro llevaron a comer a un par de damiselas a un restaurante italiano que quedaba por los Planes de Renderos y Jacinto Inmaculado pidió calamares en su tinta. Cuando le llevaron el plato, este se lo empezó a comer pero alguien le dijo que eran calamares pero sin tinta pues no tenía su peculiar color oscuro…Al darse cuenta de la “estafa” Jacinto Inmaculado pidió por el gerente. Ahora, la explicación del gerente no fue muy buena, porque le dijo que ¡¡¡estos calamares no tenían tinta!!!...Lo que no tenía sentido ya que el menú decía que eran “en su tinta”…Al final indignado ya no se comió el plato, pero ya no se pudo ordenar otro porque la cocina ya había cerrado…A todo esto Asdrubal Alessandro (que había incitado a reclamar) se puso a atender a las dos damiselas mientras Jacinto Inmaculado se quejaba del mal servicio.

Con el tiempo ese espíritu violento se me había contagiado un poquito…volviendo al partido, nuestra porra era muy nutrida y la había agarrado contra el equipo contrario. De repente un jugador recibió un centro desde la derecha y logro batirme para poner el marcador 2-1 a favor de ellos. Este jugador al anotar el gol se acerco a nuestra barra que se encontraba detrás de mi portería y se burlo de ellos haciéndoles señas que guardaran silencio. Cuando vi eso me moleste en gran manera y cuando el jugador regresaba trotando, después de haber consumado su burla, paso a la par mía y alzando mi brazo izquierdo lo golpee arteramente y con alevosía en el pecho. Fue un hecho bastante notorio y que todo el mundo se dio cuenta. Inmediatamente el jugador se volvió al árbitro para quejarse “Arbitro mire lo que hizo…¡¡¡Expúlselo!!!”. Al instante me di cuenta del tremendo error que había cometido y que una expulsión iba a dejar mal parado a mi equipo…El árbitro pito y me pidió que me le acercara y me pregunto “Que paso ahí?” a lo que resignadamente le respondí: “La regué”…estaba esperando la tarjeta roja cuando me dijo: “Si se disculpa, no lo expulso”…me sorprendió bastante el ofrecimiento al que inmediatamente acepte sin vacilar y volteándome al jugador le pedí disculpas públicamente, las cuales el no recibió ni acepto.

El partido siguió y logramos empatarlo, terminando tablas el cotejo futbolístico. Con la cabeza más fría me puse a pensar que ese no era yo. Es cierto que uno en el calor de un partido, las emociones se multiplican pero normalmente no habría o debería de haber hecho lo que hice.

Hoy tengo poco contacto con amigos que reaccionan violentamente y el estar rodeado de un ambiente más tranquilo, hoy juego como siempre y uno siempre se encuentra tipos violentos o incluso jugadores ya mayorcitos que al ver que el cuerpo ya no les responde llevan sus frustraciones al campo de juego…pero para mí es solo un juego…es un ejercicio que me ayuda a sudar y liberar un poco el stress...Aunque puede haber algo de "mid-life crisis" en el asunto.

Ahora, analizando lo que arbitro hizo…fue algo inusual, lo mas fácil era expulsarme y ya. Sobre todo porque muchos de estos árbitros son personas que los tienen sometidos en sus casas y llegan a desquitarse repartiendo autoridad en los campos de juego.
Pero mi experiencia, en cierto modo es lo que nos pasa cada vez que nos equivocamos ante Dios. Yo me equivoco…Jesús me dice que él puede perdonarme si reconozco mi error…Después de perdonarme, yo reviso mis acciones y trabajo en lograr que no vuelva a cometer el mismo error otra vez. Para algunos esta es la parte mas difícil, porque el pedir perdón es aceptar que uno se ha equivocado…pero si entendemos que si van a haber grandes beneficios gracias a la misericordia que Dios nos dará…hay que dar ese primer paso de pedir perdón. Así es más fácil entender que yo no me puedo perdonar a mi mismo si no le he pedido perdón a Dios primero.

Ahora, algo interesante de notar es que el jugador no acepto mis disculpas porque no me vio que yo fui sincero ¿Creen que Dios nos perdonara si solo le pedimos perdón del diente al labio?