miércoles, 24 de junio de 2015

¿ES FÁCIL SER PRESIDENTE?

Ha de ser fácil ser presidente

Siempre he tenido cierta admiración por hombres que debido a su carisma, dominio de la palabra y auto disciplina se han convertido en presidentes de una nación…después se arruinan.

Pongo por ejemplo la presidencia de Estados Unidos. Cualquiera que llega a ser presidente de ese país es digno de ser admirado. Llámense Carter, Reagan, Bush, Clinton y hasta el siempre atacado Nixon (aunque cuando murió, todos los que lo atacaban lloraron hipócritamente su muerte).

En las elecciones de las últimas décadas he seguido el proceso electoral y el escrutinio al que son expuestos es increíble.  Países como España y el Reino Unido van más allá.  Sus presidentes tienen que ir a sus Asambleas y debatir sus aciertos y desaciertos, depende de quién los vea.

Uno de los presidentes menos querido en México es Carlos Salinas de Gortari. Actualmente vive entre Europa y los Estados Unidos  pero se le achaca haber robado dinero del estado. Fue el último presidente al que se le asignó una partida presupuestal cuyo gasto no estaba sujeto a comprobación, denominada comúnmente partida secreta. Aun así lleva una vida tranquila donde es consejero ejecutivo del Grupo Dow Jones.

Su forma de hablar era pausada pero con sentimiento, lo que hacía que su discurso  político se convirtiera en algo cercano a la gente. Una vez vi al periodista mexicano Jorge Ramos entrevistándolo y por más que lo intento no pudo lograr que Salinas de Gortari dijera que él había robado dinero. Tanta fue la desesperación de Ramos que llego a decirle “¡Pero es que usted robo dinero!” a lo que Salinas de Gortari le respondió tranquilamente “Eso es lo que usted dice” y punto final…no lo saco de ahí.

Por eso pienso que ha de ser fácil el ser presidente.

Pudiéramos escribir páginas y páginas acerca de los populistas que han llegado a ser presidentes de nuestras naciones latinoamericanas en donde la corrupción, nepotismo y negligencia ha sido las respuestas ante las promesas electorales en las que una foto con un bebe eran votos contados a favor el populismo… Por eso pienso que ha de ser fácil el ser presidente.

Y les daré una muestra genuina de que tan fácil es ser presidente.

Cuando estábamos cursando tercer grado en un colegio marista, la Señorita Albertina era nuestra maestra cuando empezó el año, y yo le notaba como algo abultadita. Después nos enteramos que tenía que irse por tres meses para poder cuidar él bebe que le tenían que ir a dejar al hospital donde iba a internarse para quitarse esa panza agrandada que ya me tenía preocupado.

Mientras eso ocurría al Hermano Director se le ocurrió que era momento de elegir al Presidente del grado, puesto que daba cierto “cache” y una posición de reconocimiento que elevaba el status del estudiante que lograba ser elegido. A diferencia de las reinas del grado, que eran elegidas dependiendo del número de boletos que el papa lograba vender (o comprar el mismo), en la presidencia del grado se elegía al más popular y carismático estudiante del grado.

Y la elección no era secreta. Digamos que éramos unos 40 alumnos, simplemente se iba preguntando fila por fila a cada alumno a quien querían como presidente. Pues esa vez, no sé si fue por rebeldía al proceso o porque la Señorita Albertina nos había dejado colgados y el Hermano Director nos tenía que cuidar, el grupo decidió hacer algo fuera de lo común antes de empezar las votaciones. Y es interesante de cómo solo con las miradas se pusieron de acuerdo en un mundo donde los términos “redes sociales” no tenían ningún significado. Mis compañeros decidieron hacer una farsa y…¡¡¡todos votaron por mí!!!

Empezó el primer alumno y el Hermano Director pregunto por quién votaba a lo que respondió “Por Portillo” y así el segundo, y el tercero, etc., etc., etc. Y yo me daba cuenta de lo que estaba pasando porque ellos mismos me volteaban a ver y se reían después de mencionar mi nombre. Ya por la mitad de la votación el pobre Hermano Director me dijo con una sonrisa “Vaya que eres popular Portillo”…y yo solo le respondí con una sonrisa por compromiso…pues así de fácil fui electo como Presidente del tercer grado en el buen año del Señor 1977.

Ya ven… Es fácil ser presidente.

Mi presidencia no fue muy buena porque no me acuerdo de los logros que haya tenido durante ella. Solo me recuerdo haber estado en la organización de una tarde deportiva, que no era muy difícil convocar porque jugar equivalía a no tener clases de Caligrafía, Lectura o Estética.

Pero de verdad… ¿Sera fácil ser presidente? Desde el punto de vista humano en el que el principal deseo es salirse con la suya sin castigo alguno. Si, pueda que sea fácil ser presidente. Pero desde el punto de vista de Dios…no creo que sea fácil.

No es fácil porque tarde o temprano, aquí o allá la persona tendrá que responder por sus acciones incluidas las mentiras que pudo cometer. Los presidentes que han apoyado el aborto, tendrán que responder ante los miles de millones de muertes que ellos aprobaron bajo la bandera que la mujer o el hombre tienen derecho sobre esa vida que simplemente lo conocen como un feto.

En la Biblia hay muchos ejemplos de cómo Dios reclamó cuentas a los gobernantes:

1.       Empezando por el Rey Saúl, que fue elegido por ser una persona humilde que hasta se escondió el día que lo iban a proclamar rey. Pero el poder le corrompió de tal manera que Dios lo desechó completamente. Saúl se suicidó con su propia espada.

2.       El gran rey David cometió un pecado de adulterio y otro de homicidio ¿y salió impune? Por supuesto que no.


3.       Los Herodes de la época de Jesús y los Apóstoles fueron tiranos y asesinos…murieron comidos por gusanos.

4.       Uno de los reyes más malos del Antiguo Testamento era Acab. Fue conocido por llevar al pueblo a la idolatría y a hacer lo malo. Además se casó con una bruja llamada Jezabel. En una batalla un joven lanzó una flecha al aire sin dirección y esta misma alcanzó a Acab que se había disfrazado para no ser reconocido…La justicia de Dios siempre alcanza

Vemos tanta injusticia en el mundo y nos enojamos contra nuestros gobernantes y olvidamos en preguntarnos ¿Qué fue de los que nos gobernaron en el pasado? ¿Dónde están? ¿Hay alguna estatua que los recuerde? Tarde o temprano esa sensación de intocables desaparecerá. Y lo que pasa es que como no vemos el final de la película pensamos que se salieron con la suya…pero no es así porque incluso actualmente el gobernante que no tiene a Cristo en su corazón siente un vacío que ningún poder ni ninguna adulación podrá llenar.

Lo bueno es que en mi presidencia no hubo corrupción, partidas secretas ni tratos preferenciales y por eso es que escribo este blog con la cabeza en alto y puedo decir con la cara ante el sol que creo que fui un buen presidente…pero claro, eso, Dios me lo va a confirmar después.