miércoles, 9 de enero de 2013

10 de Enero 1981

Hace 32 años la vida era más que normal. ¿La guerrilla? ¿Qué era eso? Me acuerdo que las platicas en la mesa se hablaba de unos rebeldes y no escuchaba cosas buenas acerca de ellos, además no prestaba mucha atención porque estaba jugando que era Kogi Kabuto y me preparaba para manejar a Mazzinger-Z ¡¡¡Con alas por supuesto!!! No prestaba mucha atención…pero vamos, que los únicos rebeldes que conocía eran buenos. Luke Skywalker era el líder de los rebeldes que luchaban contra el maligno Imperio Galáctico bajo la temida presencia de Darth Vader (todavía no me había recuperado del trauma de enterarme que Darth Vader era el padre de Luke) Estos rebeldes eran buenos, por lógica los otros rebeldes que hablaban no podían ser malos.


Había habido un golpe de estado y el bueno del General Romero tuvo que salir huyendo. De repente ya no se hablaba de él en la casa. Y me di cuenta porque Sergio Gallardo y Ramón Rodríguez mencionaban que se iban a quedar a dormir en el Canal 4 ya que tenían que narrar la Serie Mundial (debido al toque de queda)…desafortunadamente los Dodgers le ganaron a los Yankees…hasta me acuerdo que Pedro Guerrero compartió el jugador más valioso con el pingüino Ron Cey.

Un día iba caminando (antes no había tanto problema y uno podía caminar tranquilamente en las calles de Santa Ana) por la calle y pasamos con unos compañeros por donde era la sede de la Cruz Roja, para mi sorpresa me encontré con que la entrada y la ventana de la sede estaba custodiada por un hombre con boina y un pañuelo en la cara…Se habían tomado la Cruz Roja. El tipo se me quedo viendo impávido, ahora que me acuerdo parecía uno de esos guardias que están de guardia en el Palacio de Buckingham…posiblemente el tipo estaba muy comprometido con la causa.

Una vez mis papas se fueron de vacaciones a Guatemala y yo les comenté que iba a ir al Cine Novedades porque estrenaban “Moonraker” con Roger Moore. Cuando llegue al cine vi que estaban tapando las ventanas, iba a haber función pero no entendía porque había tantos preparativos, como si un huracán fuera a pasar. La película terminó y cuando llegue a casa me entere que mis papas habían hablado para prohibirme ir a ver la película porque ese día, los de la LP-28 iban a desalojar la Catedral de Santa Ana. El tal desalojo paso mientras James Bond viajaba en el Moonraker hacia la estación espacial diseñada por el malvado Hugo Drax que quería enviar un veneno a la tierra para sobre poblarla solo con especímenes súper dotados. Lo bueno es que no existían ni beepers ni celulares, si no me hubiera perdido de una excelente película…aunque Moonraker es considerada una de las películas más sin sentido de la serie.

Pero el 10 de enero de 1981 fue un día sábado. A eso de las 3 PM estaba ansioso por recibir los diarios del domingo ya que me encantaba leer los comics como Benitin y Eneas, El Fantasma, Trucutu, Luis Ciclón, Archie y por supuesto Mandrake el Mago.

Ese día solo estábamos mi mama y yo en la casa. Como a las 4 PM nos llego a visitar Alicia Peñate que había trabajado para mi mama cuando mis hermanos eran unos infantes. Llego acompañada de uno de sus nietos, Walter, con quien me puse a jugar beisbol en el patio de la casa, cuando de repente se oyó un fuerte estruendo, a lo que con el tiempo llegué a acostumbrarme como el sonido de una bomba de verdad…La verdad es que en nada se parecía Los Cañones de Navarone que había visto en el cine.

La luz fue quitada y toda la noche nos quedamos a oscuras y mi papa se quedo atrapado en el Centro Médico. La noche fue larga con las bombas y los ruidos de las AK-47 eran interminables. Esto fue lo que se conoció como una de las “ofensiva finales” de La Guerrilla que con este ataque al cuartel de Santa Ana hicieron su presentación formal para con mi persona.

Lo difícil era que estábamos incomunicados. Mi hermano José Roberto y su esposa Amaryllis habían salido en la tarde, pero ellos regresaban a la casa de la mama de Amaryllis cuando los ataques estallaron. Iban saliendo del carro cuando un encapuchado les apunto con el arma y les grito que se metieran al carro otra vez. Ahí se quedaron encerrados en el vehículo mientras escuchaban las bombas y balas volar alrededor de ellos. Es de recordar que Amaryllis estaba en su noveno mes de embarazo. A las horas escucharon a uno de esos rebeldes acercarse al vehículo y decirle a su compañero “A la par de este carro pone la bomba y vámonos”…En ese momento, José Roberto y su esposa se encomendaron a Dios y decidieron salir…Al final, la bomba fue defectuosa y no estallo… ¿Casualidad? ¿Suerte?...No: ¡Dios!

Llego la madrugada y mi mama me dijo que me fuera a dormir con ella. Yo me sentía nervioso por todo lo que sucedía y tenía temor que algo terrible nos fuera a pasar y me puse a platicar con mi mama para tranquilizarme. Vi a mi mama bien receptiva a la conversación lo que me calmo, de repente me di cuenta que había un gran viento en el jardín y le comente “hace mucho viento ¿verdad?” a lo que mi mama respondió con mucha alegría “¡Si, es el viento!”…no entendí en el momento, bueno no importa a continuación seguí con mi platica pero inmediatamente mi mama me dijo “Ya cállese y duérmase”…Achis… ¿Qué paso?...pues ya no seguí hablando pero si me costó dormir, a mi mama no. Años después me entere que paso. Mi mama sentía que alguien estaba tocando a la puerta y esperaba que alguien fuera a entrar de repente, ella dice que le oro a Dios para que le diera tranquilidad, entonces vine yo y dije “hace mucho viento ¿verdad?”...lo que dije le hizo ver que la puerta se movía por el viento, se tranquilizo y me mando a callar para poder dormirse…pero y a mi ¿Quién me calmaba?...tal vez si hubiera sabido orar, me habría sido útil.

Al final, lo que se logró con esa ofensiva fue darle presencia a los guerrilleros (no clasificaban como rebeldes para mí) y muchas vidas se perdieron por gusto, por el egoísmo de la minoría. Pero debido al conflicto, el poder de Dios se derramo y los creyentes se multiplicaron, entre ellos yo…Así que no recuerdo con sentimiento la vez que mi mama me callo y me mando que me durmiera…Dios ya estaba con ella, y por ende conmigo también y con toda la familia, pero todavía no lo sabíamos.