domingo, 15 de julio de 2012

DESDE BELICE CON AMOR


La primera vez que supe de Belice fue allá por finales de los setentas, cuando me entere que ya no iba a ser parte de Guatemala. Era raro ver el mapa de Guatemala cortado. Desde entonces hay un pequeño sentimiento de dolor entre ambos países que pude constatar.

Cuando fuimos a Cancún  con mi esposa y mis amigos Luis y Jaime pasamos por Belice. Hace unos nueve años era un problema entrar. Nos cobraron como $35 por la visa por solo pasar. Y eso fue lo que hicimos, casi nos detuvimos al final llegando a la frontera con México en la ciudad de Chetumal en donde los beliceños parecen mexicanos. El país se puede pasar desde Guatemala hasta México en cuatro  horas.
El año pasado, mi amigo Jorge Martínez, con quien colaboramos en una revista que el edita en Estados Unidos, me pregunto acerca de mi experiencia en Belice, ya que era un país que le intrigaba conocer. Así que nos pusimos de acuerdo y Jorge aprovecho una cobertura que iba a hacer para el Carnaval de San Miguel y puso un paréntesis en su apretadísima agenda (la verdad es que su agenda es “No tener Agenda”, sino que es mas como si fuera una veleta) para que fuéramos a Belice…Así con todo, yo tenía mis dudas en ir pues no me había sentido muy bien de salud. El 2011 fue un año para olvidar. Pero hice lo mejor que podía hacer…Orarle a Dios y pedirle que si era su voluntad, me abriera las puertas para poder irnos de viaje.

Debido a que la “agenda” era apretada había que viajar a Belice y regresar en tres días. Afortunadamente Jorge tuvo sentido común al final y lo hicimos en cuatro (!). El domingo 27 de noviembre nos fuimos al Puerto Bus de donde salimos a ciudad de Guatemala, de ahí alquilaríamos un vehículo para viajar hacia Belice. A Guatemala llegaríamos aproximadamente a las 7:30 de la noche y la idea era salir inmediatamente en carro hacia Belice. “¿Cuántas horas son de la ciudad de Guatemala hasta la frontera con Belice?” me preguntó Jorge y yo le respondí que en mi anterior viaje, entrando a Guatemala por la frontera norte de Santa Ana y viajando hacia Flores en el norte de Guatemala y que colinda con Belice nos tardamos casi 7 horas. Pero un conocido de Jorge le había dicho que de Guatemala a la frontera con Belice eran 3 horas. Yo le dije que eso no era posible, pero al final Jorge le creyó mas esa otra persona porque 3 horas era un período de tiempo que mejor se ajustaba a su agenda que las 7 horas que yo mencionaba…pero como Dios estaba con nosotros, al final las cosas se dieron diferente.

Cuando llegamos a Guatemala nos montamos en el primer taxi para ir a recoger el auto de alquiler en el que Jorge iba a manejar “3 horas hasta Belice”. Jorge, atinadamente, le pregunto al taxista si habían buses hacia Belice, a lo que el taxista nos dijo que salía uno en la noche como a las 9 pm y que llegaba a Flores a las 5 am (eso era más de tres horas). Decidimos irnos por esa opción y tomamos el bus, que tenía su cierta comodidad. Así el bus salió de Guatemala y tomo la carretera que conduce hasta el Atlántico. Tres  horas después, antes de llegar a Morales y mucho antes de Puerto Barrios hay un cruce a la izquierda, que nos lleva hasta a Rio Dulce. Después de casi ocho horas de viaje, llegamos a la terminal de buses de Flores, de donde esperaríamos unas dos horas para tomar un microbús que hace su recorrido diario hasta Belice ida y vuelta. Extrañamente el día amaneció gris y una pequeña llovizna nos recibió en Flores, de donde a unos 45 minutos se encuentra las fabulosas ruinas del Tikal.

El microbús era una Coaster, manejada por Don Fidelino. Había problemas ya que ese lunes había comenzado una huelga local de transportistas por los permisos de moto taxis que el gobierno no había cumplido. Llegamos a donde los transportistas habían bloqueado el paso. Pero el bloqueo era algo simbólico. Don Fidelino se bajo del microbús y les dijo a sus compañeros “Déjenme pasar hombre, miren gente importante llevo para Belice”, los transportistas se reían de él, pero su modo campechano y de camaradería pudo más y nos dejaron pasar.

Nos acompañaban en el viaje dos chapines que iban a trabajar a Belice. Uno de ellos iba por tercera vez para ayudar a instalar un software y nos decía que entrar a Belice era muy difícil, sobre todo si se va a trabajar “Es  necesario llevar todos los papeles en regla si no te dejan entrar”. Al llegar a la frontera con Belice, nosotros pudimos pasar sin problemas (Actualmente si uno solo se queda menos de treinta días, no necesita visa). Pero nuestro amigo chapín, al parecer no tenía todos los papeles en regla y Don Fidelino no lo espero…había que llegar a Belize City antes del mediodía. En la frontera degustamos algo que parecía una mezcla de burrito con frijoles y carne acompañado de una especie de horchata de arroz. Esta horchata la sirven en una botella plástica de lo que fue una agua envasada reciclada. Al principio parecía que la horchata pertenecía a la botella, pero no. Al final la horchata estaba rica y si se va en plan “ranger”, la mayoría de las veces la comida no le hace mal a uno.

Lo bonito de Belice es su vegetación. No hay muchas carreteras, casi solo la principal y las que ayudan a ir a la capital Belmopán y a las playas del atlántico, y algo que llama la atención es que a diferencia de en El Salvador, no se ve gente en las carreteras.

Llegamos a mediodía a la ciudad de Belize City se nos abalanzaron una decena de taxistas, le preguntamos a Don Fidelino a quien pudiéramos escoger y nos señalo al colorido Emanuel. Lo que necesitábamos era alquilar un vehículo ya que Jorge quería conocer un par de playas del Atlántico, especialmente Placencia.
Emanuel nos dijo que él era el experto y con un español británico, si es que existe algo así, nos dijo que Budget nos cobraría carísimo, por eso nos llevo a donde un chino que nos quería cobrar $500.00 por alquilar un vehículo por un día. Ante la renuencia de Emanuel diciéndonos que él nos cobraría $200 por llevarnos a Belmopán, que ni siquiera está cerca de la costa, este nos llevo finalmente a Budget en donde alquilamos un vehículo por $109.00…Emanuel no pudo hacer su negocio ante los turistas ingenuos.

Ya con vehículo agarramos hasta Belmopán, donde están casi todas las embajadas, de ahí nos dirigimos directamente a la costa. Cuando nos dirigíamos hacia allá, de repente a la par de la acera nos encontramos a nade menos que al ¡¡¡“Chelato” Ucles!!!. Nos bajamos le saludamos y hasta nos tomamos fotos. Chelato Ucles fue el entrenador que llevo a Honduras a su primer Mundial en España 82. Por ese tiempo estuvo entrenando a la Selección de Belice, la cual había sido eliminada por problemas administrativos de corrupción. A eso de las 5 pm llegamos a Dangringa y de ahí decidimos ir hasta Placencia. Una hora después llegamos y nos sorprendimos a ver un Belice muy diferente…casi 3 Kms.  de casas lujosísimas que al final hay un aeropuerto privado. Es un lugar bellísimo que tiene muchos hoteles también. Cenamos en uno de los restaurantes a la par del mar tranquilo del atlántico.

Al día siguiente regresamos a Belize city para tomar el microbús de Don Fidelino de regreso para Flores, Guatemala. Lo bonito de los viajes no preparados es que siempre hay sorpresas. Don Fidelino nos dice antes de llegar a la frontera que debíamos pagar como $8.00 entre los dos para poder salir, lo que era bueno ya que solo llevamos en efectivo $14.00 (En Belice parece que no existen los ATM). Pero los dichosos $4.00 son para los guatemaltecos…para los demás nos tocaba $7.50…entre los dos $15.00 por lo que nos faltaba un dólar. Y Migración solo iba dejar pasar a uno. El sacrificado fui yo y me fui del otro lado de la frontera para que Don Fidelino, algo renuente nos prestara un dólar para que Jorge pudiera pasar.
Fue un viaje muy bonito, salir de lo normal en donde siempre hubo pequeñas situaciones pero que nunca se salieron del control, porque si Dios había dado su aprobación, todo iba a salir bien.