martes, 26 de marzo de 2013

EL HEROE ANONIMO


La primera vez que vi a Roberto Salazar fue cuando nos acabamos de mudar a nuestra casa allá por finales de Diciembre de 1999.  Me acuerdo que estábamos sacando cosas del carro cuando un hombre moreno y de ojos zarco se me acerco muy misteriosamente “¿Listo para el frio?” me preguntó y yo le respondí con un escueto “ehhh, si…adiós”…el se ha de haber quedado extrañado, pero la verdad que a mí me extraño que alguien me saludara tan amablemente y que aparentara buenas intenciones…y así es Roberto, su si es si y su no es no. Una persona integra en la que se le puede confiar un problema y en donde el consejo que recibiré no solo será basado en su experiencia, si no en cuál sería la voluntad de Dios.

Con el transcurso del tiempo, nos dimos cuenta que íbamos a la misma iglesia y por supuesto compartíamos las mismas creencias y nos hicimos como tradujeron aquel spin off de la serie Dallas, Knots Landing (en Vecinos y Amigos).

Recuerdo una anécdota en particular. Roberto siempre se ha destacado por ser un “Handy man”, alguien que repara cosas, alguien que se pone a analizar un problema y encuentra la solución basado en su experiencia, pericia y mucha paciencia. Pues una buena madrugada me desperté escuchando un ruido de una catarata…ni mi esposa ni yo somos participes de la musicoterapia así que me preocupé, solo para notar que una tubería del lavabo se había quebrado. Salí inmediatamente a la calle a cerrar el agua, para mí sorpresa me di cuenta que ¡no había válvula!...Y debido a que soy poco entendido en estos menesteres y ante la magnitud de la necesidad a mi mente solo vino un pensamiento: ¡¡¡Roberto!!!

Le llame por teléfono (es justo mencionar que eran las 4 AM…pero lo interesante es que él contesto inmediatamente)…Le comenté lo sucedido y lo que me afligió fue que me respondió “Bueno, ahí es ANDA que le puede solucionar”…Ehhh, bueno, este gracia pues. Me fui donde mi esposa y le dije “me dijo que ANDA nos puede ayudar, aquí solo un ángel que mande Dios” cuando “ding dong” sonó la puerta y era Roberto que venía con sus herramientas a tapar la fuga de agua…siempre he querido pensar que su primera respuesta fue debido a que todavía estaba dormido.

Pero así es el, no solo en la vida cotidiana si no también en su trabajo como parte de ICT Assistant en UNICEF, en donde Roberto ha acumulado una vasta experiencia en el mantenimiento de servers y hasta colocaciones de antenas satelitales. Dicha experiencia la ha ganado siendo parte de seminarios y capacitaciones que lo han llevado a partes tan lejanas como Uruguay, Argentina, Colombia, Suecia, Alemania (país con el que tiene una afinidad sentimental, la cual no tocaremos en este momento) y hasta ser parte de un simulacro de secuestro en Italia.

Así llegamos al 12 de enero del 2010 cuando se registró un devastador terremoto en Haití. Los efectos causados sobre este país, el más pobre de América Latina, fueron devastadores. Los cuerpos recuperados al 25 de enero superaban los 150.000, calculándose que el número de muertos excedería los 200.000. Una tragedia de proporciones inimaginables.

Roberto Salazar fue enviado para ejercer la dura tarea de reconstruir el sistema de comunicación y de informática de la casi inexistente red de UNICEF en Haití. Roberto llegó el 20 de febrero y tuvo que enfrentarse a innumerables situaciones adversas. Era difícil trabajar ya que la inestabilidad eléctrica era la orden del día, un generador que no daba abasto y las constantes replicas no solo causaban sosiego si no que la antena que tenía que ponerse en buenas condiciones se movía debido a estos temblores. Eso aunado a la presión que existía por tener información, mientras que los usuarios se multiplicaban proporcionalmente a las necesidades que UNICEF tenía que cubrir…y el único informático destacado en la isla era Roberto.

Con el tiempo, el trabajo se hizo más estable y se pudo satisfacer la demanda de los usuarios que mandaban datos importantes a sus respectivos países. Un momento de gozo para Roberto fue cuando el pudo conectar al proveedor para que este tuviera control de la red y así coordinar con UNICEF los nuevos requerimientos…Eso lo logró alrededor de las 2 de la mañana cuando él se encontraba solo y solo pudo celebrarlo con el mismo y con su Dios.

Al día siguiente Roberto salió a configurar la antena parabólica cuando vio a una persona con una cámara fotográfica y lo saludo “Buenos Días” a lo que Roberto respondió con otro escueto “Buenos Días”…y el sujeto de la cámara desapareció y ya no lo volvió a ver…inmediatamente el servicio de internet era una realidad y eso se transformó en abrazos y besos de parte de los usuarios para Roberto, quien solo había aplicado el conocimiento que Dios le había concedido en su vasta experiencia de trabajo

Un par de años después, ese fotógrafo desconocido había tomado una foto a Roberto arreglando la antena y esa foto forma ahora parte del portal de Informática de UNICEF en su intranet. Muchos nos sentamos y creemos que con un simple ON-OFF las computadoras funcionan y hay algunos que llegan a pensar que gente honrada como Roberto con todo  y su conocimiento son gente que se puede reemplazar fácilmente. Estas personas están gravemente equivocadas porque lo principal es ver los valores de la persona y después el valor de la experiencia ganada en los años.

No sé que le puede deparar a Roberto, un héroe anónimo, el futuro…pero lo más importante es que él crea como dice PROVERBIOS 16:9, El corazón del hombre piensa su camino; Mas Dios endereza sus pasos.