La primera vez que supe de Belice fue allá por
finales de los setentas, cuando me entere que ya no iba a ser parte de
Guatemala. Era raro ver el mapa de Guatemala cortado. Desde entonces hay un
pequeño sentimiento de dolor entre ambos países que pude constatar.
Cuando fuimos a Cancún con mi esposa y mis amigos Luis y Jaime
pasamos por Belice. Hace unos nueve años era un problema entrar. Nos cobraron
como $35 por la visa por solo pasar. Y eso fue lo que hicimos, casi nos
detuvimos al final llegando a la frontera con México en la ciudad de Chetumal
en donde los beliceños parecen mexicanos. El país se puede pasar desde
Guatemala hasta México en cuatro horas.
El año pasado, mi amigo Jorge Martínez, con
quien colaboramos en una revista que el edita en Estados Unidos, me pregunto
acerca de mi experiencia en Belice, ya que era un país que le intrigaba conocer.
Así que nos pusimos de acuerdo y Jorge aprovecho una cobertura que iba a hacer
para el Carnaval de San Miguel y puso un paréntesis en su apretadísima agenda
(la verdad es que su agenda es “No tener Agenda”, sino que es mas como si fuera
una veleta) para que fuéramos a Belice…Así con todo, yo tenía mis dudas en ir
pues no me había sentido muy bien de salud. El 2011 fue un año para olvidar.
Pero hice lo mejor que podía hacer…Orarle a Dios y pedirle que si era su
voluntad, me abriera las puertas para poder irnos de viaje.
Debido a que la “agenda” era apretada había que
viajar a Belice y regresar en tres días. Afortunadamente Jorge tuvo sentido
común al final y lo hicimos en cuatro (!). El domingo 27 de noviembre nos
fuimos al Puerto Bus de donde salimos a ciudad de Guatemala, de ahí
alquilaríamos un vehículo para viajar hacia Belice. A Guatemala llegaríamos
aproximadamente a las 7:30 de la noche y la idea era salir inmediatamente en
carro hacia Belice. “¿Cuántas horas son de la ciudad de Guatemala hasta la
frontera con Belice?” me preguntó Jorge y yo le respondí que en mi anterior
viaje, entrando a Guatemala por la frontera norte de Santa Ana y viajando hacia
Flores en el norte de Guatemala y que colinda con Belice nos tardamos casi 7
horas. Pero un conocido de Jorge le había dicho que de Guatemala a la frontera
con Belice eran 3 horas. Yo le dije que eso no era posible, pero al final Jorge
le creyó mas esa otra persona porque 3 horas era un período de tiempo que mejor
se ajustaba a su agenda que las 7 horas que yo mencionaba…pero como Dios estaba
con nosotros, al final las cosas se dieron diferente.
Cuando llegamos a Guatemala nos montamos en el
primer taxi para ir a recoger el auto de alquiler en el que Jorge iba a manejar
“3 horas hasta Belice”. Jorge, atinadamente, le pregunto al taxista si habían
buses hacia Belice, a lo que el taxista nos dijo que salía uno en la noche como
a las 9 pm y que llegaba a Flores a las 5 am (eso era más de tres horas).
Decidimos irnos por esa opción y tomamos el bus, que tenía su cierta comodidad.
Así el bus salió de Guatemala y tomo la carretera que conduce hasta el Atlántico.
Tres horas después, antes de llegar a
Morales y mucho antes de Puerto Barrios hay un cruce a la izquierda, que nos
lleva hasta a Rio Dulce. Después de casi ocho horas de viaje, llegamos a la
terminal de buses de Flores, de donde esperaríamos unas dos horas para tomar un
microbús que hace su recorrido diario hasta Belice ida y vuelta. Extrañamente
el día amaneció gris y una pequeña llovizna nos recibió en Flores, de donde a
unos 45 minutos se encuentra las fabulosas ruinas del Tikal.
El microbús era una Coaster, manejada por Don Fidelino.
Había problemas ya que ese lunes había comenzado una huelga local de
transportistas por los permisos de moto taxis que el gobierno no había
cumplido. Llegamos a donde los transportistas habían bloqueado el paso. Pero el
bloqueo era algo simbólico. Don Fidelino se bajo del microbús y les dijo a sus
compañeros “Déjenme pasar hombre, miren gente importante llevo para Belice”,
los transportistas se reían de él, pero su modo campechano y de camaradería
pudo más y nos dejaron pasar.
Nos acompañaban en el viaje dos chapines que
iban a trabajar a Belice. Uno de ellos iba por tercera vez para ayudar a
instalar un software y nos decía que entrar a Belice era muy difícil, sobre
todo si se va a trabajar “Es necesario
llevar todos los papeles en regla si no te dejan entrar”. Al llegar a la
frontera con Belice, nosotros pudimos pasar sin problemas (Actualmente si uno
solo se queda menos de treinta días, no necesita visa). Pero nuestro amigo chapín,
al parecer no tenía todos los papeles en regla y Don Fidelino no lo
espero…había que llegar a Belize City antes del mediodía. En la frontera
degustamos algo que parecía una mezcla de burrito con frijoles y carne
acompañado de una especie de horchata de arroz. Esta horchata la sirven en una
botella plástica de lo que fue una agua envasada reciclada. Al principio
parecía que la horchata pertenecía a la botella, pero no. Al final la horchata
estaba rica y si se va en plan “ranger”, la mayoría de las veces la comida no
le hace mal a uno.
Lo bonito de Belice es su vegetación. No hay
muchas carreteras, casi solo la principal y las que ayudan a ir a la capital Belmopán
y a las playas del atlántico, y algo que llama la atención es que a diferencia
de en El Salvador, no se ve gente en las carreteras.
Llegamos a mediodía a la ciudad de Belize City
se nos abalanzaron una decena de taxistas, le preguntamos a Don Fidelino a
quien pudiéramos escoger y nos señalo al colorido Emanuel. Lo que necesitábamos
era alquilar un vehículo ya que Jorge quería conocer un par de playas del Atlántico,
especialmente Placencia.
Emanuel nos dijo que él era el experto y con un
español británico, si es que existe algo así, nos dijo que Budget nos cobraría
carísimo, por eso nos llevo a donde un chino que nos quería cobrar $500.00 por
alquilar un vehículo por un día. Ante la renuencia de Emanuel diciéndonos que él
nos cobraría $200 por llevarnos a Belmopán, que ni siquiera está cerca de la
costa, este nos llevo finalmente a Budget en donde alquilamos un vehículo por
$109.00…Emanuel no pudo hacer su negocio ante los turistas ingenuos.
Ya con vehículo agarramos hasta Belmopán, donde
están casi todas las embajadas, de ahí nos dirigimos directamente a la costa.
Cuando nos dirigíamos hacia allá, de repente a la par de la acera nos
encontramos a nade menos que al ¡¡¡“Chelato” Ucles!!!. Nos bajamos le saludamos
y hasta nos tomamos fotos. Chelato Ucles fue el entrenador que llevo a Honduras
a su primer Mundial en España 82. Por ese tiempo estuvo entrenando a la
Selección de Belice, la cual había sido eliminada por problemas administrativos
de corrupción. A eso de las 5 pm llegamos a Dangringa y de ahí decidimos ir
hasta Placencia. Una hora después llegamos y nos sorprendimos a ver un Belice
muy diferente…casi 3 Kms. de casas
lujosísimas que al final hay un aeropuerto privado. Es un lugar bellísimo que
tiene muchos hoteles también. Cenamos en uno de los restaurantes a la par del
mar tranquilo del atlántico.
Al día siguiente regresamos a Belize city para
tomar el microbús de Don Fidelino de regreso para Flores, Guatemala. Lo bonito
de los viajes no preparados es que siempre hay sorpresas. Don Fidelino nos dice
antes de llegar a la frontera que debíamos pagar como $8.00 entre los dos para
poder salir, lo que era bueno ya que solo llevamos en efectivo $14.00 (En
Belice parece que no existen los ATM). Pero los dichosos $4.00 son para los
guatemaltecos…para los demás nos tocaba $7.50…entre los dos $15.00 por lo que
nos faltaba un dólar. Y Migración solo iba dejar pasar a uno. El sacrificado
fui yo y me fui del otro lado de la frontera para que Don Fidelino, algo
renuente nos prestara un dólar para que Jorge pudiera pasar.
Fue un viaje muy bonito, salir de lo normal en
donde siempre hubo pequeñas situaciones pero que nunca se salieron del control,
porque si Dios había dado su aprobación, todo iba a salir bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario